Segunda entrega del listado antojadizo de momentos que merecen un rescate antes que el año nuevo resetee todo.
- Una mesa en el último piso del Liguria, con amigos, donde se mezclaron balanceadamente los sánguches y el conocimiento enciclopédico sobre canciones viejas.
- Un buen par de almuerzos de viernes cerrando semanas laborales con un piquete sanguchero en la estupenda Fuente Mardoqueo. Todos de acuerdo en la calidad y ese gustito que dan las buenas sorpresas.
- Un Barros Jarpa en la Confitería Torres que, si bien no me hipnotizó al punto de motivar la escritura, fue la pequeña excusa necesaria para acomodar el aparato perceptual antes de disfrutar el concierto de Aimee Mann, junto con el bueno de R.
Qué bien que estuvo el último piso del Liguria. Y lo de la fuente mardoqueo, a la que gracias a su dato fuimos con Superguay, un muy buen descubrimiento. Rico sanguche, bonito lugar, precios razonables. Un poco lejano, sosí, para el que no anda en auto.
Yo agregaría aquella celebración con M y MP en Ciudad Vieja… modestamente.