Bicentenario, chovinismo, identidad

Cada tanto, en sánguches, cruzamos la calle para ir a buscar argumentos en otras casas y así pensar mejor en nuestras cosas. Ahora, nos parece de interés citar a Carlos Peña en su reflexión sobre el valor nacional de la música chilena. Extractamos:

Todas las visiones patrimonialistas de la cultura —las que piensan que la cultura se aloja en un puñado de objetos como el adobe, el caballo, la casa patronal, el palo ensebado, la cueca y, ahora, la música hecha en Chile— derivan de visiones conservadoras a las que les gusta creer que lo chileno es algo que nos aconteció alguna vez y que luego se depositó en un puñado de costumbres y de cosas que, de ahí en adelante, debiéramos cuidar con especial esmero.

Esa visión —que esencializa la identidad nacional y la radica luego en cosas y en actividades— sugiere que las diversas creaciones —la música entre ellas—, cuando provienen de nativos, son capaces de conectarnos con la espiritualidad más profunda de la nación, con un alma ingrávida que cada cierto tiempo conferiría sentido a lo que somos.

¿Necesitamos música local? Claro. ¿Es razonable multar para que eso ocurra? Es menos claro. ¿Lo chileno sería, en el caso de la comida, un panteón de recetas que hay que cocinar siempre igual y siempre en el mes de la patria? No. Los sánguches no tienen que aspirar a reemplazar al anticucho ni al pastel de choclo, sino seguir su rumbo citadino, habitual, mestizo y quizás un poco promiscuo. Ahí hay más vida que en la idea de una nacionalidad a rescatar (porque está perdida y enterrada).

3 comentarios en “Bicentenario, chovinismo, identidad

  1. Maestro:
    Lo felicito por sus reflexiones acerca del sánguche. Ahora, ¿podrá escribir usted un análisis acerca del «Piñera» (pan + rúcula + salmón ahumado + queso Philadelphia), el nuevo emparedado que ofrecerá la carta del Café Torres? Gracias. Y saludos desde Rancagua! Adios!

    1. Mi única reflexión es que es un acto de marketing de la confitería Torres. Personalmente, no veo la trascendencia del sánguche Piñera. Y si me apura, debe haber recetas mejores y más atractivas en muchísimos cafés de Valparaíso, Concepción, Valdivia o Santiago.

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