El museo del Sándwich (en Cofralandes, de Raúl Ruiz)

 

Un fragmento de película en que el sándwich -ausente, extinguido como una rara especie animal- se ofrece como un resumen de la ambivalencia radical que los chilenos tenemos con nosotros mismos. Una idea desarrollada por Leo Sanhueza a partir de Raúl Ruiz y otras literaturas chilenas.

Muy gracioso, por supuesto.

Ha nacido el Barros Bielsa

Lo inventamos mentalmente en este post. No lo preparamos. Luego, volvimos a pensar en la necesidad del homenaje, en este otro post. Tampoco lo hicimos en esa ocasión. Pero hace poco tuvimos una primera sanguchada casera y pensamos: hay que hacer el Barros Bielsa ahora mismo. Aquí está la historia de su concreción.

Receta argentina con un toque japo

Se trata de un sánguche que combina lo argentino (representado por la milanesa, que descubrimos en este post) con nuestra fórmula Luco. Lo primero es hacer la milanga. Compramos 1 kg de ganso (el corte vacuno, no el ave), cortamos bistecs más gruesos que una escalopa y los ablandamos entre dos plásticos. Hicimos un proceso recomendado por Narda Lepes (si lo quiere ver en 140 caracteres, haga clic) para obtener una milanesa bien empanizada, nada de seca y lo más tierna posible (el ganso no es filete, claramente).

Luego, pasamos un par de lonjitas de queso mantecoso (comprado acá) por la plancha y dispusimos las cosas dentro de un pan chabata calentito en el siguiente orden: la milanesa cortada en dos cuadrados, evitando así que a la primera mascada saliera volando todo y se desarmara el Barros Bielsa, el quesito fundido encima, asomándose coquetamente hacia fuera. Vea:

Pan + Milanesa + Queso mantecoso=Barros Bielsa

Los ingredientes son cálidos y grasos, lo que hace de este un sánguche muy contundente. Por esa razón se pusieron a la mesa agregados vegetales: pimientos del piquillo, lechuga, tomate. Nada de mayonesa. Para untar, algo de ají y mostaza, pero fuerte. Aparte de pan chabata, también ofrecimos pan rosita, que es un pan frica más chico pero mucho más consistente: no pueden poner tanta comida dentro de un pan que se desmigaje fácil.

Acompañamos con cervezas, borgoña con frutilla y un carmenere bien pinteado que pusieron nuestros invitados El C. y La P. Mencionaremos también que no sólo hubo milanesas con queso: el aperitivo (un brie calentito con miel, del mismo recetario de Narda Lepes) lo llevó nuestra amiga eterna, La C. Como alternativa vegetariana, hicimos unos pocos falafel (da para otro post). El postre: un flan cremoso y dulce, obra de La M.

En fin: el Barros Bielsa protagonizó la noche y nos convence: funciona muchísimo mejor que la combinación salmón-philadelphia-rúcula. Seguiremos perfeccionando y difundiendo la receta.

Barros Bielsa versión 1.0

Ficha
27/11/2010
Con C.,  P., C. y M.

Entrenadores que reflexionan

¿Cómo? ¿Otro post sobre Bielsa, incluso en un blog de sánguches? Sí, otro. Porque el fútbol y la comida son distintas partes de un asunto mayor, que llamamos cultura popular. Hoy miércoles 17 se jugará un amistoso que, todo lo indica, será el último en que el DT de Rosario ocupe la banca de la selección chilena.

Vale la pena consignar (estas cosas se evaporan con los días) que hay rabia y un rumor que señala que la hinchada se vestirá de negro y hará un carapálida al minuto 40. Que el blanco de las pifias y el rencor es Jorge Segovia quien evitará exponerse a las agresiones -buena o malamente- simbolizadas. Que la policía ya amenazó con marcar y detener a quienes expresen su sentir con las nalgas.

¿Qué rabia es esta? ¿Merece tomarse en serio?

Si Bielsa debe tomarse en serio, no será por cuestiones como jugar con dos wines, o por diseñar entrenamientos que llegan a ser curiosos en su complejidad. Eso no es nuevo ni le pertenece a Bielsa. No es eso, en otras palabras, lo que se echará de menos cuando se vaya el técnico. La identificación popular, que por momentos ha devenido una idealización nada de lúcida (ninguna idealización aguanta las pruebas de la realidad), selecciona resultados y ciertos rasgos exhibidos en el trabajo de Bielsa y su gente, y no quiere por nada del mundo que se los arrebaten. Los resultados son fáciles de señalar: ir a un mundial es el principal. Llegar 2º en la tabla, cuando aspiramos siempre a rasguñar el 4º puesto, es una cucharada extra de miel sobre las hojuelas. Hacerle 2 goles a Paraguay en Asunción, ganarle a Colombia en Medellín y a Perú en Lima, todo eso es lindo. Quizás la próxima vez que juguemos con Argentina en Santiago dimensionemos mejor el primer triunfo de la historia: 15 de octubre de 2008, gol de Orellana. Son recuerdos que hacen un album de fotos muy completo, que revisaremos ávidos cuando extrañemos la emoción de ganar.

Pero los resultados, incluso los de Bielsa, son siempre evasivos (¿quién entrenaba a Chile cuando Aravena hizo el gol imposible? Olvidar es fácil) y no satisfacen la curiosidad: por qué tanta rabia ante la partida. Porque, aunque fuera de modo ilusorio, nos pareció reconocer en la selección ciertos rasgos que creemos nuestros. Elegimos a la selección de Bielsa como una representación no de lo que nuestra cultura popular es realmente, sino de lo que debería ser. De lo que nos pondría orgullosos. De algo propio, que sale de un repertorio aprendido hace mucho. Más que aprender cosas nunca antes vistas (correr, marcar, desbordar, cabecear: con cosas que todos los futbolistas saben), parece una búsqueda mucho más convencida, movilizada por mejores razones, de lo mejor que los jugadores son capaces.De ahí que la sensación intensa de que algo se pierde para siempre no debe tomarse al pie de la letra, puede considerarse un exceso propio del sentimiento de abandono.

Para intentar vincular este desvarío literario-futbolero con la comida popular, me voy a permitir citar a Gastón Acurio cuando escribió hace poco un tuiteo apurado sobre defectos y grandezas de la cocina limeña: «Lima tendra tantos defectos, pero todos pueden ser corregidos por los limeños solamente. pero tiene tantas virtudes. su mar, su gente , su diversidad, su cocina y sobretodo, SU SED DE TRIUNFO. y eso no lo para nadie. hacia alla vamos. depende de nosotros«. Por alguna razón, esto no me suena a exitismo.

El Barros Bielsa

Se nos ocurrió esa idea el año pasado: un sánguche-homenaje al entrenador. Porque es buen entrenador, porque sentimos gratitud y porque un sánguche es un homenaje cotidiano, popular, disfrutable. No un homenaje forzoso ni solemne, no una trampa de protocolos o de precios inalcanzables.

Se termina una época. Quedan varias ideas que merecerán un desarrollo por escrito (este es un blog de textos, más que de fotos). Pero que quede muy claro: entre un sánguche falso y presumido (me refiero a este) y un sánguche que junte una milanesa argentina con un queso mantecoso de acá, vamos a preferir siempre lo que aprendimos de Bielsa sobre idiosincracia, sobre auto-respeto y sobre lo que vale la pena cuando uno busca de qué estar orgulloso.

Requiem

El bolero sudamericano y los sánguches son especies emparentadas de tanto compartir un mismo habitat. La partida de Lucho Barrios -peruano querido en Chile, popularísimo y sin embargo insuficientemente conocido- da lugar a una bien escrita y muy culta despedida que queremos citar.

NY jewish sandwicher

Vía @VillalobosJara hemos accedido al trabajo de Scott Raab, que escribe (en inglés, la traducción es mula nuestra)

Los sándwiches son, por definición, la democracia con pan de centeno, blanco, o de trigo, unificadores de la humanidad. La ondulante carpa de la lujuria sanguchera está abierta todo el día, llamando a los transeuntes a pasar, sacudirse sus cadenas de clase y cultura, agarrar uno y dar una mascada rápida (…)

En las páginas siguientes, encontrará sin duda unos pocos nuevos amigos – y si es muy afortunado, el tipo de amor duradero que podría hacer que una persona siga adelante más allá de lo triste o demolido que pueda sentirse. A veces cualquier sandwich sirve, pero el sandwich correcto – como la mujer correcta — será la redención, al menos por una noche.

Cuando dice «páginas siguientes» quiere decir una enciclopedia sanguchera norteamericana, en la ondera revista Esquire.

Un «Barros Bielsa», por favor

Es cierto: Marcelo Bielsa es un tipo renacentista, en tanto es consciente de la trascendencia de la cultura popular en toda la extensión posible de este término. No en vano le dedica al fútbol -actividad cultural tan universal como despreciada por las élites- el compromiso profundo que otros quisieran entregarle a las matemáticas, la gestión o la política.

«Respeto mucho el país que ustedes han construido. Si bien no tengo una vida social amplia, acá me siento reconocido. Doy mi gratitud a la gente en general y al pueblo en particular,  el respeto a la sociedad que han construido» (fuente)

Nosotros pensamos que si antes un presidente (Barros Luco) o un ministro (Barros Jarpa) trascendieron en forma de sánguches, ya va siendo hora que la creatividad del pueblo agradecido se manifieste en un Barros Bielsa, como testimonio sanguchero del mutuo respeto entre el pueblo pichanguero y el DT.