Entrenadores que reflexionan

¿Cómo? ¿Otro post sobre Bielsa, incluso en un blog de sánguches? Sí, otro. Porque el fútbol y la comida son distintas partes de un asunto mayor, que llamamos cultura popular. Hoy miércoles 17 se jugará un amistoso que, todo lo indica, será el último en que el DT de Rosario ocupe la banca de la selección chilena.

Vale la pena consignar (estas cosas se evaporan con los días) que hay rabia y un rumor que señala que la hinchada se vestirá de negro y hará un carapálida al minuto 40. Que el blanco de las pifias y el rencor es Jorge Segovia quien evitará exponerse a las agresiones -buena o malamente- simbolizadas. Que la policía ya amenazó con marcar y detener a quienes expresen su sentir con las nalgas.

¿Qué rabia es esta? ¿Merece tomarse en serio?

Si Bielsa debe tomarse en serio, no será por cuestiones como jugar con dos wines, o por diseñar entrenamientos que llegan a ser curiosos en su complejidad. Eso no es nuevo ni le pertenece a Bielsa. No es eso, en otras palabras, lo que se echará de menos cuando se vaya el técnico. La identificación popular, que por momentos ha devenido una idealización nada de lúcida (ninguna idealización aguanta las pruebas de la realidad), selecciona resultados y ciertos rasgos exhibidos en el trabajo de Bielsa y su gente, y no quiere por nada del mundo que se los arrebaten. Los resultados son fáciles de señalar: ir a un mundial es el principal. Llegar 2º en la tabla, cuando aspiramos siempre a rasguñar el 4º puesto, es una cucharada extra de miel sobre las hojuelas. Hacerle 2 goles a Paraguay en Asunción, ganarle a Colombia en Medellín y a Perú en Lima, todo eso es lindo. Quizás la próxima vez que juguemos con Argentina en Santiago dimensionemos mejor el primer triunfo de la historia: 15 de octubre de 2008, gol de Orellana. Son recuerdos que hacen un album de fotos muy completo, que revisaremos ávidos cuando extrañemos la emoción de ganar.

Pero los resultados, incluso los de Bielsa, son siempre evasivos (¿quién entrenaba a Chile cuando Aravena hizo el gol imposible? Olvidar es fácil) y no satisfacen la curiosidad: por qué tanta rabia ante la partida. Porque, aunque fuera de modo ilusorio, nos pareció reconocer en la selección ciertos rasgos que creemos nuestros. Elegimos a la selección de Bielsa como una representación no de lo que nuestra cultura popular es realmente, sino de lo que debería ser. De lo que nos pondría orgullosos. De algo propio, que sale de un repertorio aprendido hace mucho. Más que aprender cosas nunca antes vistas (correr, marcar, desbordar, cabecear: con cosas que todos los futbolistas saben), parece una búsqueda mucho más convencida, movilizada por mejores razones, de lo mejor que los jugadores son capaces.De ahí que la sensación intensa de que algo se pierde para siempre no debe tomarse al pie de la letra, puede considerarse un exceso propio del sentimiento de abandono.

Para intentar vincular este desvarío literario-futbolero con la comida popular, me voy a permitir citar a Gastón Acurio cuando escribió hace poco un tuiteo apurado sobre defectos y grandezas de la cocina limeña: «Lima tendra tantos defectos, pero todos pueden ser corregidos por los limeños solamente. pero tiene tantas virtudes. su mar, su gente , su diversidad, su cocina y sobretodo, SU SED DE TRIUNFO. y eso no lo para nadie. hacia alla vamos. depende de nosotros«. Por alguna razón, esto no me suena a exitismo.

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