En este blog nos interesa mucho decir algo sobre la comida como una parte de la cultura, como el lector habitual ya sabe. Y en particular hemos dicho antes que con Perú tenemos límites que son también vínculos. En fin, a Perú hay que imitarlo en materia de comida, eso está claro. Pero en ProChile creen que la imitación consiste en camuflarse, hacerse pasar por otros, encaramarse a los hombros de otros, comerse la comida del vecino. Esconderse y disfrazarse. Mire.
Por supuesto, lo que debemos aprender del Perú y nos vendría bien imitar es su convicción en los propios méritos. La destacable capacidad de hacer de su comida casera y popular una oferta comercial con raíces vivas en su pueblo. La campaña que enmarca este video demuestra justo lo contrario: que en ProChile no hay confianza suficiente en nuestros propios platos y recetas para atraer a nadie, como bien señala esta columna. También recomendamos este post de UnoCome.
En fin, no sabemos si la alternativa correcta era un Barros Luco -por qué no- pero sí sabemos que la impostura es una mala estrategia de conquista. Nadie quiere comer con un acomplejado.