El sánguche del SubWay

Tal como señalan algunos amigos, los momentos de genuino avance de un país tienen mucho más que ver con el aumento de la coherencia que con traer algo o alguien desde afuera. Intentaré aclarar esta idea y relacionarla con nuestro tema central.

Desde el fútbol, la comprensión de qué es lo que Marcelo Bielsa hace tan inusualmente bien en la selección chilena resulta misterioso. Algo hace. No es normal que un equipo chileno vaya rindiendo bien, sostenidamente. Pero como se trata de un misterio gozoso, falta reflexión todavía. El goce no genera nuevas ideas. La frustración sí. Y como el personaje en cuestión es críptico -no es que hable poco, es que habla raro– las atribuciones, proyecciones, fantasías e inventos que se hacen para traducir su discurso dicen mucho más de los intérpretes que del sujeto en cuestión. A mi parecer, una buena comprensión es esta:

La principal característica que se ha destacado de Marcelo Bielsa es ser un tipo ordenado…

Sí, claro, pero el país es ordenado. Entonces, el subconjunto fútbol, desordenado y poco profesional, en un superconjunto país, con reglas claras, con continuidad (…) Y el super-conjunto siempre es más importante que el subconjunto.

¿Cuál cree que ha sido el aporte de su hermano?

Creo sobre esta materia que hacía falta que el fútbol se chilenizara; la realidad del fútbol es una anomalía chilena (…) Me parece que la manera de pensar de Marcelo se parece mucho a la manera de pensar del destino que eligió para sí mismo: Chile.

Es por lo mismo muy inesperado que el secreto de Bielsa no sea ningún secreto. Que sea más bien otra manera de relacionarse con nuestros jugadores educados en liceos, alimentados con pan, peinados con gel o con «inteligencia inferior», como tanto les gusta decir a los que consideran que ser mestizo es feo. Con respeto, pese a toda la diferencia.

Una consideración similar puede aplicarse a otro acto tan cotidiano y profundo como jugar fútbol, y es escoger qué comer. Vemos un local de la franquicia de sánguches  «SubWay«, entramos y podemos apreciar su oferta desde nuestra costumbre antigua y sólida de comer pan. ¿Qué hay? Pan de baguet, en cuatro variedades de sabor. Ninguna es muy diferente a la otra. Luego, se ha de escoger el producto cárnico: salames, roasted beef, atún, pollo. A continuación, en una perfecta línea fordista de producción, le ofrecerán lechuga, tomate, queso cheddar o bien una versión más blanca que se dice «mozarela», pepino, pepinillo, ají jalapeño, cebolla, y aderezos como mayonesa, ketchup, mostaza, pimienta en polvo y orégano. Esta sensación (ilusión) de escoger es parte importante de la experiencia y del precio pagado (entre $1800 y $2500).

Pero vamos a lo importante: ¿se justifica el precio pagado? La respuesta es un tibio . ¿Qué falta? Temperatura (aunque pongan el pan en el horno), más sal, enjundia en lugar de rutina, coherencia en medio de la variedad, grasa de mejor calidad. Palta. Chucrut. Americana. Tomate en cubitos, pues. Queso de veras, no de plástico.

En resumidas cuentas, y tal como en el fútbol, la coherencia de una propuesta no viene garantizada sólo porque la envíen desde fuera. Aunque en este blog no hacemos críticas, si podemos constatar que el SubWay debería hacer un esfuerzo mayor por entender las profundas diferencias entre su sánguche submarino y la cultura del comedor de pan local. Y de pasada, el consumidor local podría mostrar con mayor asertividad sus refinados gustos frente a una oferta de este tenor.

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5 comentarios en “El sánguche del SubWay

  1. Concuerdo casi completamente. El subway logra demasiado discretamente sus propósitos. Pero tiene ciertos elementos que vale le hacen pararse en puntitas de pie. Por ejemplo, la mayo no es totalmente «de bolsa». Tiene un tono que la hace más parecida a una de casa o a una Kraft. Además, permiten elegir una vez que el sánguche está completo, agregarle salsas (muchas veces no te las ofrecen sino que hay que pedirlas), así como aceite de oliva. A veces, vale la pena.

  2. Yo aplaudo la inclusión del jalapeño, y es verdad lo que dices: si no pides salsas, no te las dan. Estaría bien un par de pomos de mostaza/ketchup en cada mesa.

  3. mas alla de lo objetivo del analisis, encuentro que el autor de lo que se ha expresado la lleva… grande feña, he leido con gusto cada uno de tus articulos que sobrepasan la elocuencia cotidiana, la ironia y acertividad con actuales y modernas analogias, y por supuesto con un buen contenido… si lees esto mandame links con mas publicaciones tuyas de cualquier tema. gracias compare

    1. gracias. casi todo lo que escribo está acá, puedes suscribirte si quieres, así te avisa cuando se actualice el blog.

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