Hace más de cuatro años buscábamos sánguches peruanos en Santiago. El nombre propio del Donde Guido nos parecía menos importante que el acceso a la tradición sanguchera de nuestros bien alimentados vecinos del norte. Pero el tiempo pasó y quisimos volver al rincón fragante que conocimos hace tiempo y saber si aún estaba ahí.

El paso de un período presidencial, o si se prefiere de un mundial o una olimpiada, fue para Donde Guido la multiplicación de un local hasta conformar una cadena de cuatro lugares bajo una marca bien reputada. También se puede señalar que en calle Merced se decidió a explorar el formato restorán. Pero ante nuestra mirada lo decisivo es que en Rosas con Teatinos la sanguchería creció sin perder su seña principal de identidad: una carta profusa y especializadamente sanguchera, marcada por la sazón que ha significado que el torvo semblante del ciudadano santiaguino haya cedido en favor de un amor indisimulado por Perú, su comida y -es inevitable al final- su gente.
Las diferencias se pueden palpar y ver: donde hubo un local provisto de una plancha y una barra, hoy existe un salón bien iluminado con mesas y sillas que reciben a variopintos grupos de comensales. En el local vecino -que fuera un topless polarizado, no se puede dejar de mencionar- funciona la cocina y un par de acomodaciones. El local pequeñito del lado, pero a todas luces fundamental, acoge la caja. Y finalmente lo que fuera una terraza acorralada es hoy un sitio amplio que transforma una esquina en una plaza acogedora. Un rincón de la ciudad que vale la pena visitar y que representa apropiadamente el viraje de la comuna de Santiago desde el adusto centro a un enjambre de barrios, identidades y opciones.
Junto a los lechones, chicharrones y pavitos peruanos, Donde Guido ofrece una interesante variedad de hamburguesas. Casi una sub-carta. Se suma de este modo a la tendencia global a ampliar por la vía de las combinaciones creativas la oferta de sabores para la bastardizada hamburguesa.
Pedimos, no obstante, un sanguchito que elabora la idea del lomo saltado dentro de un pan de marraqueta: el Lomo Fino Especial:
La composición indica, desde abajo hacia arriba, lo siguiente: lechuga, huevo frito, tomate, lomo saltado en trozos, queso fundido, papas hilo, mayonesa y las salsas que se pueden pedir al gusto. En este caso, de ají amarillo y de aceituna morada (tipo Huasco). Es una proeza amalgamar todo y ofrecer alguna coherencia, pero Donde Guido ha hecho de su oficio una enjundiosa cuenta de ahorro desde la que obtiene solvencia, contundencia y singularidad. Sin abandonar los precios, las formas populares y queridas de la sanguchería. Este es el mérito. Si se trabaja sobre la agilidad que el público siempre espera en el servicio de una sanguchería, la oferta será un punto muy alto a señalar.
Estos años han significado también la llegada de una ciclovía a la puerta (por calle Rosas), lo que junto a los demás argumentos bien atesorados hacen de Donde Guido un sitio ideal para aparecer en las modernas guías de turismo que junto con decir al viajero dónde comer se empeñan en traducir el pulso de las ciudades.