
La gracia de este sánguche, frente a otros de mechada, es que las lonjas de carne vienen luchando a brazo partido con MEDIO TOMATE por espacio vital dentro de la marraqueta. Es buena época para el tomate, porque no es necesario pasar por el transgénico rocky, y podemos esperar un tomate limachino u ovallino. Rojito, fragante, sabroso, jugoso.
Lo acompañamos con un bitter batido, dulce y heladito.

Y en un instante de apuro, de almuerzo casi imposible, el buen Indianápolis nos acogió con un Diplomático. Lo conocíamos conceptualmente como lomo-luco, pero el maestro añadió un toque de orégano en el queso caliente que hizo una diferencia enorme, casi no alcanzamos a sacar la foto.
Acompañado con una bebida con hielo, porque los tiempos no están para dejarse acalorar.
PS: La señora de la caja del Indianápolis debería ser menos agria. Por favor.
dónde queda el Indianápolis?
afuera del metro u de chile, vereda sur, en una esquina de la calle que entra al instituto nacional.
Excelente! Queda al ladísimo. Voy a acriminarme con uno.