Como en años anteriores, el sábado 9 de noviembre nos dirigimos al parque Inés de Suárez al bazar que organiza la Asociación de Cónyuges Diplomáticos. Las damas diplomáticas también son inclusivas y nos recuerdan que ni todos los embajadores son hombres, ni todos los países suscriben la idea de que el matrimonio es entre un hombre y una mujer.
La diversidad tiene mucho que ver con esta muestra de artesanía y comidas típicas en formato popular, aunque en un sentido principalmente cultural. Probablemente el atractivo de probar comida peruana decrece en favor de opciones menos abundantes, como podrían considerarse India, México, Thailandia, Indonesia, Turquía, Haití o Grecia.

Como nuestro foco está en las opciones de pan, podemos reportar que probamos el falafel de Palestina, opción sin carne que otros países desestimaron en favor del shawarma (presente en los puestos de Egipto, Irán o Turquía). Una forma inteligente, sabrosa y mucho más divertida de comer legumbres y aumentar el sabor de los vegetales.

En materia de carnes, conocimos la oferta de Serbia. Entre fotos de Novak Djokovic emergió el Chebapi (Cevapi, Kebapi, Cevapcici). Suena parecido a «kebap» y de hecho, lo es. Una suerte de fricandela balcánica asada de forma alargada, mezcla de vacuno y chancho, sin el aderezo rumano de otras veces, pero arropado por cebolla de pluma dulcificada por una cierta cocción. Abundante, este Chebapi se demostró un gran acierto por $3500.
Un gran uso para un parque y un acierto que se repite por muchos años.