El sánguche como negocio

¿Siempre vamos a vivir del cobre los chilenos? ¿Tendremos algo económicamente valioso que se deba a la invención humana originada en este país? Algo en lo que se pueda trabajar, ganarse los morlacos y eventualmente prestar algún servicio al prójimo que nos retorne una satisfacción abstracta, como el respeto.

Claro: no todo es extracción de recursos naturales, me dirá usted. Hay turismo también en Chile. Claro, el desierto -san Pedro de Atacama, la isla de Pascua y las torres del Paine. Es decir: naturaleza cruda o cuasi cruda de la cual estar orgulloso.

Y ya que estamos, anotemos algunas ideas tomadas de un arquitecto local.

La vivienda social no es a lo único que me dedico y llegué bastante tarde a ella. De hecho, fue cuando me invitaron a hacer clases a Harvard. Me dio algo así como «vergüenza propia» estar en una comida donde empezaron a hablar de política habitacional y yo miraba cómo la pelota pasaba por delante de mí sin que yo pudiera decir nada… Además si te invitan a hacer clases, ¿qué puedes decir en Harvard que no sea ridículo? O sea, viniendo desde Chile, ¿voy a hablar de edificios corporativos de última generación, por ejemplo, cuando están haciendo clases al lado mío los tipos que inventan la tecnología para hacer rascacielos? Entonces, pensé: ¿qué es la única cosa que sabemos en Chile que acá no saben? Escasez. Y, de hecho, mi taller tenía como tema la vivienda de emergencia pero se llamaba Otherwiseness, en referencia a que el peor vicio de la arquitectura es que siempre las cosas pueden ser de una manera o de otra, otherwise. A mí me parecía que trabajar en vivienda de emergencia, hace que no haya tiempo ni plata para que las cosas sean como uno prefiere, sino como tienen que ser.

Por un lado están los arquitectos que piden fuero para ser creativos, para ser genios (…) y en ese momento la disciplina se transforma en autorreferente y hace cosas que sólo les interesan a otros arquitectos. El precio que paga esta aproximación es la irrelevancia.

En los indicadores de cualquier ámbito que te interese medir, la ciudad lo ha venido haciendo mejor que el campo desde siempre. Por lo tanto, mientras más gente se mueva hacia las ciudades, mejor.

Haga usted el siguiente ejercicio: reemplace «arquitecto» por «cocinero». Cambie donde pone «edificio» por «comida». Extienda la idea del arquitecto sobre lo preferible de la vida urbana al cotidiano de la alimentación.

Anuncio publicitario

3 comentarios en “El sánguche como negocio

  1. O sea, viniendo desde Chile, ¿voy a hablar de comidas corporativas de última generación, por ejemplo, cuando están haciendo clases al lado mío los tipos que inventan la tecnología para hacer gastronomía molecular? Entonces, pensé: ¿qué es la única cosa que sabemos en Chile que acá no saben? Escasez.

    Por un lado están los cocineros que piden fuero para ser creativos, para ser genios (…) y en ese momento la disciplina se transforma en autorreferente y hace cosas que sólo les interesan a otros cocineros. El precio que paga esta aproximación es la irrelevancia.

  2. Pingback: Chilean ways «

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s